Preparación
- 45 minutos
Cocción
- 20 minutos (sin contar la decoración)
Raciones
- 12 (2 mini tartas de dos pisos de 10 cm o 1 tarta de dos pisos de 18 cm)
Ingredientes
Para el bizcocho
- 200 g de remolacha cruda
- Zumo de un limón
- 2 cucharadas de vinagre
- 125 g de nata fresca (puede sustituirse por yogur griego sin azucarar)
- 125 g de mantequilla, a temperatura ambiente
- 200 g de azúcar
- 2 huevos medianos
- 1 cucharada de extracto de vainilla
- 250 g de harina
- 1 cucharada de cacao puro en polvo natural
- 2 cucharaditas rasas de levadura química
Para la cobertura de queso
- 125 g de mantequilla, a temperatura ambiente
- 250 g de queso crema
- 200 g de azúcar glas
Para la decoración
- 80 g de coco rallado
- 1 clara de huevo
- 50 g de azúcar
- Una pizca de sal
- 25 g de chocolate para fundir
- 1 cucharadita de cacao puro en polvo
Preparación
Comenzar preparando el bizcocho de remolacha. Para ello, precalentar el horno a 150º C. Preparar 4 moldes iguales de 10 cm, o dos moldes de 18 cm engrasándolos con mantequilla y enharinándolos ligeramente.
Pelar, trocear y triturar la remolacha. Cuando esté en trocitos muy pequeños, agregar el zumo de limón y el vinagre, para preparar un puré de remolacha lo más fino posible. Agregar la nata fresca y batir hasta obtener una mezcla más o menos homogénea.
En un bol amplio, con un batidor de varillas o con una cuchara, mezclar bien la mantequilla con el azúcar, hasta obtener una mezcla homogénea y cremosa. Añadir los huevos de uno en uno, sin agregar el siguiente hasta que el anterior esté perfectamente integrado. Añadir la mezcla de remolacha y nata, la vainilla y remover. Agregar la harina, el cacao y la levadura química y mezclar con una espátula o cuchara, hasta que estén todos los ingredientes bien integrados.
Verter la mezcla en los cuatro moldes, distribuyéndola uniformemente. Hornear 20-25 minutos a 150º C.
Sacar del horno y esperar unos minutos antes de desmoldar. Nivelar los bizcochos para que todas las capas sean del mismo tamaño y reservar. Si disponemos de una lira, facilita bastante la tarea, si no tendremos que hacerlo con un cuchillo, procurando que nos queden rectas todas las capas. Los bizcochos se cortarán mejor si están asentados, es decir, si los hemos preparado el día anterior.
A continuación, comenzar a preparar la crema de queso que cubrirá las tartas. Para ello, en otro bol amplio, ir batiendo la mantequilla con el queso y el azúcar a máxima velocidad con un batidor de varillas, hasta obtener una masa esponjosa, blanquecina y homogénea (unos 5 minutos).
En el plato donde vayamos a servir, colocar el primer bizcocho, el menos perfecto de los que hayamos hecho, encima de algunos recortes de papel de hornear, para que no se manche y poder retirarlos después con facilidad. Colocar sobre esta capa de bizcocho un par de cucharadas de la crema de queso y, con una espátula, distribuirla uniformemente. No pasa nada porque se salga por los lados. Poner otra capa de bizcocho encima, presionando ligeramente y asegurándonos de que está bien alineado con el bizcocho inferior. Arriba colocar siempre el bizcocho que nos haya quedado más perfecto, con la parte de abajo hacia arriba (siempre es la más bonita). Repetir con la otra mini tarta. Cubrir las mini tartas con una capa de crema de queso, no es necesario que quede muy perfecto ya que luego irá recubierto de coco rallado. La cobertura de la tarta se hace con una espátula, humedeciéndola de cada vez para que el acabado sea perfecto.
Dejar las mini tartas 15 minutos en el congelador para que se solidifique un poco la crema de queso. Sacar del congelador las mini tartas, coger un puñado de coco rallado con la mano y, con cuidado, ir presionándolo sobre los laterales, hasta cubrirlos totalmente. Espolvorear un poco más de coco rallado sobre la parte superior de las mini tartas y reservar en el frigorífico.
Por último, preparar las setas que decorarán la tarta. Es posible tenerlas preparadas con varios días de antelación puesto que se conservan perfectamente en un recipiente hermético. Montar la clara con el azúcar y una pizca de sal, usando un batidor de varillas eléctrico preferiblemente, hasta obtener un merengue firme y brillante. Poner el merengue en una manga pastelera con boquilla redonda grande. Precalentar el horno a 90º C, y preparar una bandeja de hornear forrada con papel vegetal. Para hacer la base de las setas (el tallo), colocar la manga pastelera perpendicular a la bandeja y presionar para que salga el merengue al mismo tiempo que hacemos un movimiento hacia arriba. No pasa nada porque queden picos, cuando los merengues estén horneados, los quitaremos con un cuchillo. Para hacer la parte superior de las setas, colocar la manga perpendicular a la bandeja y presionar para que salga el merengue sin mover la manga del sitio. Es probable que quede un pequeño pico en cada merengue, así que con el dedo humedecido en agua, los iremos aplastando. Hornear los merengues durante aproximadamente una hora y dejarlos enfriar. Deben estar totalmente secos. Una vez fríos, fundir el chocolate. Con un cuchillo afilado, cortar la parte superior del tallo de los champiñones, poner un poco de chocolate, y pegarlo a la parte superior del champiñón. Dejar enfriar unos minutos en el frigorífico. Finalizar espolvoreando los champiñones con un poco de cacao en polvo y colocarlos sobre la tarta.